La ansiedad es el síntoma por antonomasia de la sociedad actual, ¿quién no ha padecido en alguna ocasión de ansiedad?
“A veces siento que me falta el aire, me ahogo”, “el corazón se me acelera, parece que vaya a explotar, tengo miedo de tener un ataque al corazón”, “voy todo el dia con nervios y cuando me podría relajar me es imposible, no lo consigo”; estas son algunas de las frases que se pueden escuchar en personas que padecen ansiedad. Las manifestaciones de la ansiedad son diversas y pueden provocar mucho malestar en la persona que la sufre.
Para los psicólogos la ansiedad es como la fiebre, señala que hay un proceso. Deberemos ver cuales son los otros síntomas (si los hay) y recoger información de la persona para establecer un diagnóstico. Muchas veces las personas que tienen ansiedad no le encuentran un sentido, no saben por qué les pasa. Quizás no les es fácil identificar qué sienten en las distintas experiencias de su vida. Quizás vivieron situaciones que les afectaron profundamente pero a las cuales no les quisieron dar importancia, aquello de: “tengo que seguir adelante, ya se me pasará, lo olvidaré…”. Las causas de la ansiedad se deben explorar en profundidad y se deben valorar los recursos de la persona para hacerle frente.
La propuesta psicoterapéutica es la de ponerle palabras al malestar, poder hablar de lo que nos pasa por dentro. Empezamos de esta manera a poner en orden los pensamientos, a separar las cosas importantes de las que no lo son tanto. Es una oportunidad para parar y reflexionar: es importante poder sentir las cosas. Trabajamos para mejorar la capacidad de mentalización de las personas que consultan. Y esto es importante porqué cuando uno es capaz de identificar sus emociones se hace consciente de sus necesidades reales; y también es importante porque cuando uno es capaz de identificar las emociones de los demás le es mucho más fácil empatizar y relacionarse. No somos robots, no se nos puede cambiar las piezas o reprogramar para que funcione mejor el sistema, tenemos sentimientos y deseos y a veces lo pasamos mal, como cuando sentimos una gran ansiedad, y en esos momentos se puede caer en la desesperanza, creer que no hay salida, que no podemos cambiar nuestra suerte… Pero la realidad es que sí podemos cambiar nuestra manera de estar en el mundo, cómo vivimos nuestras experiencias en el día a día, nuestras relaciones. Podemos conseguir un mayor bienestar personal aunque para ello tengamos que esforzarnos, hablar de nuestras cosas y tomar consciencia de lo que nos ocurre por dentro.